lunes, 27 de agosto de 2012

EDIFICIO CHRYSLER

El hecho diferencial

Durante nuestro viaje a Nueva York, tuvimos la oportunidad de visitar el Edificio Chrysler. Este curioso edificio fue construido a finales de los años 20, y durante poco más de un año, fue el techo de la ciudad; posteriormente, ese honor se lo quitó el Empire State Building.

 
 

Es otro de los símbolos de la ciudad, aunque, quizá, en popularidad, se encuentre un escalón por debajo de la Estatua de la Libertad o el Empire State Building; aun así, merece la pena visitarlo.
 
Su parte superior me resultó bastante curiosa y es que recuerda al tapacubos de un coche, es sin duda la parte más bonita del edificio. Es muy fácil reconocerlo desde cualquier sitio y forma parte importante del conocido skyline de la ciudad de Nueva York.
 
 
 
Pese a ser uno de los edificios más altos de la ciudad, en ningún momento me dio sensación de que fuera un tocho, como si me pasó con otros rascacielos, sino todo lo contrario, más bien diría que tiene una forma esbelta, que se va estrechando a medida que asciende y coronado por el tapacubos con una aguja.

 
 

Otra cosa que me pareció llamativo es que un edificio de este tipo tuviera gárgolas, nunca lo habría adivinado, ya que siempre se suelen relacionar con iglesias y demás. Al pasar por delante, pudimos ver un recibidor muy bonito, muy elegante y llamativo, todo él, en mármol rojizo.
 
 
Me pareció un edificio muy original en su ornamentación, con muchos detalles y referencias al famoso automóvil, y pese a tener los años que tiene, es de los más bonitos de la ciudad.
 
Aunque lo hayáis visto de día, os recomiendo que vayáis a verlo por la noche, su iluminación lo hace especial y hace que parezca otro, todavía más bonito.
 
 
Eso sí, para sacar fotos nocturnas, llevaros un trípode para la cámara y así podréis captar toda su belleza, sino os saldrán movidas.
 

sábado, 4 de agosto de 2012

WASHINGTON MONUMENT

PEDAZO DE OBELISCO

El Monumento a Washington es una de las atracciones más impresionantes que podemos encontrar en la ciudad. Llegamos al centro de Washington en metro, nada más salir de la estación, nos pusimos a consultar el plano de la ciudad, sólo llevábamos unos pocos segundos mirándolo, cuando un señor se nos acercó y nos preguntó a dónde queríamos ir; la gente allí nos pareció muy atenta y muy amable con el turista; le dijimos que al Lincoln Memorial y nos indicó de una manera muy sencilla.







Justo en frente de éste, pasando la Piscina Reflectante y el Monumento a la 2ª Guerra Mundial se encuentra el monumento a Washington. Se ve perfectamente y parece que está cerca, ahí mismo, pero cuando te pones a andar tardas un rato en llegar, y cuando estás situado debajo, te das cuenta de que, en realidad, es una mole.

Como veis si hay una cosa que abunda en esa zona son los monumentos.




Se alza imponente en medio de un parque, está situado a medio camino entre el Monumento a Jefferson y la Casa Blanca, así que está situado en una zona estratégica. Además está rodeado de infinidad de banderas, que como ya sabemos, es una cosa que les encanta a los americanos.



Este obelisco es sin duda uno de los símbolos de la ciudad, aunque hay otro bastante parecido en la ciudad de Buenos Aires.





Os recomiendo subir hasta arriba, las vistas son impresionantes, se puede ver prácticamente todo Washington, y qué pequeño se ve todo desde ahí. Eso si, os recomiendo armaros de paciencia ya que suele haber bastante gente que quiere subir, asi que casi seguro que os tocará esperar un rato.

De noche, el monumento impresiona mucho más, está equipado con unas balizas con luces rojas intermitentes a modo de ojos y que sirven para marcar su posición y evitar posibles choques de aviones o helicópteros.


La verdad que esas luces rojas encendiéndose y apagándose le dan un cierto toque siniestro

Sin duda, es una visita que hay que hacer cuando se va a Washington.